viernes, 15 de mayo de 2009

ISLA TAFE


Loy y Brenda fueron los alumnos con más creatividad que pasaron por aquel colegio. Fue hace ya más de 20 años, pero aún lo recuerdo a la perfección, a pesar de que mi memoria sea un poco escasa. Brenda llevaba en el colegio desde que era muy pequeña, quizás des de los 3 o 4 años, en cambio, Loy, llegó cuando tenía unos 9 años. Al principio ninguno de los dos se dio cuenta de la existencia del otro. Cada uno tenía su grupo de amigos y unos gustos muy distintos. Fue unos años más tarde cuando empezaron a entablar amistad, justo cuando yo les tuve como tutor de clase, en el año 1995, en el 1er curso de escuela secundaria. Ya desde el principio vi que su relación era muy especial, distinta a cualquier relación que se pueda tener a la edad de 11 o 12 años. Era algo muy poco corriente, ni siquiera yo, con lo soñador que era. Teníamos en el aula un mapa del mundo gigantesco para la materia de geografía, que precisamente impartía yo. Les apasionaba nuestro planeta tierra, todos sus países, sus continentes, sus océanos… era espectacular corregir sus exámenes, preguntarles en clase… Eran alumnos excelentes.

Pero lo más importante fue esta historia que nunca olvidaré:
Era el mediodía, por aquel entonces, no se ofrecía comida en el colegio a la hora de comer y cada uno de los alumnos iba a casa y volvía para las clases de la tarde. Yo estaba en la sala de profesores cuando oí el ruido de una puerta al cerrarse, pensé que era imposible, que ya todos habían marchado, pero me extrañé un poco. Después de media horita fui a ver si estaba todo correcto y fue cuando los vi, delante del mapa de geografía que teníamos en la clase. Las manos de cada uno de ellos estaban colocadas encima de un pequeño desperfecto del mapa, una zona que alguien había roto al pasar por al lado muchos años atrás, justo al este de Brasil. Entré en el aula y me quede detrás de mi armario para que no me vieran, estaban de espaldas, totalmente inmóviles, cogidos por las otras manos, como si se estuvieran transportando a alguna parte...
Entonces Loy empezó a hablar: - Brenda cierra los ojos… Ahora estamos en nuestra isla, Tafe. Estamos los dos en una hamaca que hay justo en medio de la playa, entre dos palmeras gigantes y verdes… Delante nuestro está el mar… ¿lo ves? ¿A que es precioso? Mira qué color tiene el agua, parece de cristal… Y esta arena es tan suave, la puedo acariciar con mis pies, que sensación tan agradable… Y mírate, ya eres mayor, eres tan bella, tan perfecta… y tu sueño se ha cumplido… nuestro sueño es ya realidad… Estamos juntos y hemos plantado nuestra propia familia… A tu lado la felicidad es infinita… Ahora gírate… mira nuestra casa… es preciosa por fuera, y por dentro es aún mejor… ¡Y mira! ¡Mira quién se acerca por allí! ¡Es nuestro gorila! … Qué grande es, y qué inteligente… como sabe cuidar de nosotros y de nuestro hijo Zim. Ahora ya tiene dos años y es todo un hombrecito… Y en dos meses volveremos a Ruanda a buscar a su hermana pequeña, Roya, tienen que estar juntos… Les tenemos que hacer felices, igual que nuestros padres hicieron con nosotros…

No me lo podía creer, me había ido completamente de la escuela y estaba con ellos, en su isla, observando la escena escondido detrás de una palmera… Su imaginación me había hecho soñar otra vez, como cuando era niño… Se quedaron en silencio unos minutos y después se giraron y me vieron.
Les dije que no pasaba nada, que no les iba a castigar y se tranquilizaron. Les pedí que me explicaran todos sus sueños y estuvimos hablando toda la tarde. Me contaron que se querían infinitamente, que nunca habían amado tanto a nadie, y que nunca podrían amar igual. Se querían casar e irse a vivir a una isla. Querían adoptar a muchos niños. Brenda me explicó que quería un niño africano, de Ruanda o del Congo para así evitar que pudiera transformarse en uno de los miles y miles de niños soldados; una niña china, para evitar que sus padres la mataran por el mero hecho de ser niña, y no niño; y después tendrían 3 hijos biológicos. Me dijeron que querían tener muchos animales: un gorila, un hámster, un pato, un león, un elefante… Querían crear su propia empresa, un tanto especial una ONG que cuidara de las personas y del medio ambiente...
Era como una historia de niños, bueno, era una historia de niños, pero distinta a las demás. Cuando me lo contaron estaban totalmente convencidos de que aquello lo iban a lograr, a pesar de ser tan jóvenes, o tan pequeños, lo tenían clarísimo. Se querían, y su amor podía hacer todo lo que se propusieran. Me pareció que aquellos chicos lo iban a conseguir, y se lo dije, y les alegré mucho. Brenda se marchaba a Alemania al año siguiente, por el trabajo de sus padres, y solo se verían en Navidades y en vacaciones de verano. Pero a pesar de todo, seguirían queriéndose, ellos decían que se amarían más aún, por qué si el amor es de verdad, en la distancia crece y se hace más fuerte. Hace dos días recibí una carta de Brasil, aún no la he abierto. En el sobre dice: Gracias, porqué tú nos ayudaste a hacer realidad nuestro sueño.

4 comentarios:

  1. Hola Carlota, he leido tu historia y me ha impresionado mucho la imaginación que has tenido para redactarla. Además, el hecho de que Loy imagine todo su alrededor en la isla y nos lo transmita con tantos adjetivos y sensaciones, hace que el lector sea capaz de transladarse a la isla e imaginarse todo lo que los protagonistas estan viviendo en su sueño.
    Realmente me ha parecido muy interesante y me ha encantado leerlo, además el hecho de que al final de la historia, esta haga referencia a los niños de Ruanda o del Congo, a las niñas de China o a los animales en peligro de extinción, da un toque que te hace reflexionar sobre la personalidad de dos jovenes de tan solo 12 años que des de pequeños intentan cambiar la vida de muchas personas o animales y, compararla con la personalidad de mucha gente que ni tan siquiera piensa en ellos y solo vive para sí mismo/a.

    És una historia impresionante y realmente me ha encantado Carlota, eres una gran escritora ¡y con muchisima imaginación!


    Raquel Valderrama

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Hola Carlota,
    Vaya historia más buena has escrito. Al principio de todo cuando he visto la fotografía no me la imaginaba así.
    Me ha parecido que has querido mostrarte en uno de los chicos ya que me he fijado que los chicos hablaban de cosas que te identifican. Lo que me gustaría destacar de todo el texto es el uso de adjetivos ya que hace que te sientas como uno de los protagonistas, en las isla Tafe. Para mi está es la principal razón para que un texto enganche.
    Estoy de acuerdo con Raquel cuando en el texto empiezan hablar de toda la gente que vive en la pobreza, y esto hace reflexionar y aún más ya que es a la vista de unos niños.

    Es una historia realmente buena, donde se mezcla la imaginación, las ganas de cumplir un sueño, el amor y la reflexión.
    Has hecho un buen trabajo chica!
    Un abrazo,

    Paula Ubach

    ResponderEliminar