viernes, 15 de mayo de 2009

¡Menudo asco!


Como cada miércoles, a la una del mediodía, me dirigí hacia misa por el pasillo del segundo piso. Cuando todo el mundo entró en misa empezamos.
Pasó un cuarto de hora y empecé a observar a la gente que tenía a mí alrededor y algo me llamo la atención. Un chico que estaba en el segundo banco de la fila de al lado se estaba comportando de una forma muy extraña, parecía nervioso. No paraba de mirar a todas partes como si estuviera buscando algo y no paraba de hacer cosas extrañas con la boca, estuve unos diez minutos observándole y finalmente me di cuenta que en la boca tenía un chicle.
No faltaba nada para que fuéramos a comulgar y el chico se puso más nervioso aún, no entendía muy bien qué es lo que le estaba pasando pero no tardé nada en comprenderlo. ¡Cómo no me puede dar cuenta! El chico estaba preocupado porque no sabía donde dejar el chicle que tenía dentro de su boca y dentro de poco se tenía que ir a comulgar. Todo el mundo ya estaba preparado para ir y de repente el chico coge el chicle y lo engancha debajo de su banco. No me podía creer lo que estaba viendo ese chico había hecho la cosa más repugnante que habái visto. ¡Pero como lo pudo hacer! Pero lo peor es que cuando salió de misa hizo como si no hubiera pasado nada y ni siquiera desenganchó en chicle del banco.
Desde ese día, que ese niño no ha vuelto a poner ningún chicle debajo de ningún banco más. Pero si te fijas en el banco de la segunda fila allí está.

3 comentarios:

  1. És una redacción interesante, un poco asquerosa interesante que trata sobre la reacción de un niño que comia chicle en missa a la hora de comulgar y lo esconde debajo del banco,hay alguna falta de ortografía como por ejemplo habái y hay alguna cosa no difícil de entender devido a la manera de estar redacctado, pero aparte de eso esta muy bien.

    Sergi.

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  2. Hola Mariona,
    Me acabo de leer tu historia. Me ha parecido muy divertida. Me he reido mucho al principio.
    Creo que el título el muy acertado, porqué a parte de tener mucha relación con la historia, te llama muchísimo la atención y te entran ganas de leerla, además como no es muy larga, piensas va, me la leo y le comento.
    "Me juego un pin"(con permiso de la Madre de poner esta expresión) de que los bancos de misa estan llenísimos de chicles asquerosos desde hace muchos años... Un dí tendría que ir a comprovarlo... Al menos en el banco donde me siento esta año si que los hay... ecs...

    ¡Gracias Mariona, tu historia me ha divertido!

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  3. ¡Hola Mariona!
    Me acabo de leer tu historia y la verdad es que me ha gustado mucho.
    Creo, que el haber usado la capilla de escenario de la historia la hace muy cercana: es un sitio que todos conocemos y que nos podemos imaginar el suceso fácilmente.
    Además el tea también es cercano, "un chicle" una situación que a más de uno, seguramente nos habrá pasado.
    Felicidades :D
    Ariadna Rodrigo

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